lunes, 8 de diciembre de 2014

Hermanas del alma

Hoy una amiga me pide escribir sobre cuando nos conocimos, ya que a ella le parece que fue mágico. Pero las casualidades no existen, sino causa y efecto. 



Sucedió que, hace unos años, una conocida me explicó que conocía a otra persona que se parecía un poco a mí, porque las dos teníamos en común que soñábamos sueños especiales. Así que quedamos una tarde para que me la presentara. En un parque de nuestro barrio fue el encuentro, pues esta señora tenía un niño pequeño y por las tardes lo llevaba al parque a jugar. Nada más verla, comprendí que no era la primera vez que la veía, no porque viviese en mi mismo barrio, sino porque yo había soñado muchas veces con ella. Y en ese mismo instante, tenía unas inmensas ganas de abrazarla, como si estuviese viendo a una hermana que hace muchos años que no veía, y ahora me la encontraba de nuevo. Ella me sonrió nada más verme, y las dos sentimos lo mismo: un escalofrío nos recorrió todo el cuerpo. Y ahora voy a contaros lo que percibieron mis ojos en ese instante. Estaba delante de una señora de baja estatura, de cabellos largos rojos, delgada, que me acariciaba el cabello. Y entonces escuché su voz: “¿Te quieres estar quieta? ¡Déjame que te peine!” Entonces me miré las manos y los pies, yo ya no estaba en el parque; estaba dentro de un río, los pies mojados, y mi cabello rojizo como una panocha es lo que aquella señora intentaba desenredar y peinar. La miré a los ojos, y había tanto amor en ellos, que llegó hasta mi alma: era mi hermana. Unos segundos después volví a estar otra vez en el parque. Le expliqué lo que me había sucedido, y ella dijo que había percibido algo igual. Empezó a hacerme preguntas, y yo a contestarlas. Nuestra conexión fue mágica. Y una inmensa amistad empezó a crecer desde entonces. Hoy es una de mis mejores amigas, digo una, porque tengo algunas espirituales de otro mundo, y otras humanas, que voy conociendo con el paso del tiempo. Pero mi amiga pelirroja sé que es mi hermana, para lo bueno y para lo malo. Y sé que el universo nos ha juntado otra vez en esta vida. Un beso para todas las hermanas espirituales.