Llevo muchos años soñando con una
vida pasada en la que fui india, y hoy voy a explicar mi primer sueño.
Sueño que estoy bañando mis pies
en la orilla de un río, y de pronto veo mi reflejo en el agua. No sé cómo he
llegado allí, me duele mucho la cabeza, así que me arrodillo y me lavó la cara.
De mi cabeza mana un chorro de sangre, estoy muy agitada, tengo miedo, no hago
más que mirar hacia atrás. Entonces me miro en el río, y cuál es mi sorpresa:
mi cabello es rojo, y mis ojos son verdes oscuros; mi tez es morena y mi nariz
larga, mis labios son rojos. Tengo aspecto de ser mestiza. Me fijo en la herida
de la cabeza; ya no sangra. Mis dedos son muy largos, y mis brazos más. Mis
piernas también, y mis pechos se están formando todavía. Me pongo de pie y soy
bastante alta.
Aún estoy un poco mareada del
golpe, y entonces veo que se acerca hacia mí una mujer de cabello blanco, tez
oscura y ojos negros, pequeños, nariz chata. Su cara está muy arrugada, pero su
expresión es de ternura, y me llama Gacela
del Viento. Ella es Susurro del Aire,
pero hablamos en otro idioma que desconozco cuál es, pero que hablo fluidamente
en el sueño. Ella trae unas hierbas que me coloca en la herida. Nos miramos a
los ojos, y en ese mismo instante aparecen muchos indios a caballo.
Uno de ellos, muy alto, clava sus
ojos sobre los míos, unos ojos tremendamente azules. Estos ojos ya los he visto
en otro sueño (en ese momento sé que estoy soñando). En todos mis sueños, desde
mi infancia, siempre sueño con este señor: los mismos ojos, la misma cara,
diferente apariencia. Aunque las otras personas no lo ven como lo veo yo. Otro
de los indios me sube a su caballo, está muy enfadado. Ahora me acuerdo: estaba
huyendo, sólo tengo 12 años, y este hombre es mi marido. No me gusta, a mí me
gusta el de los ojos azules, pero el jefe de la tribu ha decidido casarme con
este indio.
Me lleva a su tienda y me fuerza,
yo quedo inconsciente, y en mi desmayo tengo una visión en que aparece una
manada de lobos gobernada por una loba blanca, enorme y con los ojos azules,
que se acerca a mí pacíficamente, y me mira profundamente; en ese momento
recupero la conciencia. Le cuento a Susurro
del aire mi visión. Ella se queda un momento en silencio y sale de mi
tienda. Va a hablar con el jefe de la tribu. Aunque no sé de lo que hablaron,
al día siguiente me llevó a su tienda. El jefe le había dado permiso, y había
anulado mi matrimonio.
Susurro del aire me dice que yo no soy su nieta, que soy un
espíritu del pasado que vive en el cuerpo de ella, y que esto no es un sueño.
En ese momento despierto.